ARQUITECTURA BIZANTINA
La arquitectura bizantina aparece ya formada en el siglo VI, en tiempo de Justiniano. Se muestra continuadora de la tradición romana y paleocristiana con las aportaciones de Oriente y de la herencia helenística, creando un arte de síntesis y, a su vez, original que influirá en la Edad Media Occidental. Al monumentalismo, a los modelos y a la proporcionalidad de las construcciones grecorromanas, hay que de sumar las aportaciones de esta civilización.
Principales características de la arquitectura bizantina.
Estas son las principales aportaciones de la arquitectura de Bizancio aplicadas a su edificio más trascendente, la iglesia.
- 1.- Una nueva valoración de la cúpula y de las estructuras abovedadas con un carácter simbólico-religioso. La cúpula se convierte en el elemento principal de las iglesias, es el centro y el culmen de la construcción. Se utiliza para cubrir el corazón del edificio en las plantas centrales, pero también en los tramos de las naves centrales y laterales en otros tipos de plantas. Es semiesférica como la romana y puede ser mostrada al exterior o no. Representa el espacio celestial sobre el cual reina Cristo, que a menudo aparece en su clave como Pantocrátor bendiciendo. La luz que ingresa por su tambor o por la misma curvatura de la cúpula crea un efecto mágico como si estuviera suspendida flotando sobre nuestras cabezas.
- 2.- Para elevar a gran altura la cúpula, el arquitecto bizantino se vale de recursos técnicos que superan a los alcanzados por los romanos.
- 1 Para aligerar el peso de las cúpulas sin disminuir su resistencia se utilizan materiales como vasijas cerámicas huecas y mortero confeccionado con piedra porosa (pómez).
- 2 Sin embargo, por ligeras que fuesen las bóvedas, éstas creaban un empuje muy fuerte. En Roma se optó por la fórmula más sencilla para sostenerlo: el hacer recaer el apoyo de la cúpula directamente sobre los muros circulares u octogonales. Así sucede en el caso del Panteón de Agripa-Adriano que aumentó el grosor de los muros para contrarrestar el peso de una cúpula de 43 metros de diámetro. En Bizancio, en cambio, se ideó un sabio reparto escalonado de pesos permitiendo que los muros se liberaran del protagonismo sustentante. En Santa Sofía de Constantinopla encontramos el ejemplo más magnífico del nuevo sistema de transmisión del peso de la cúpula a los gruesos pilares interiores a través de las pechinas o de las trompas.
- 3 El resto del peso recaía sobre bóvedas de cañón y semicúpulas, que a su vez podían alejar el peso más allá a través de contrafuertes externos y exedras. El muro como vemos ya no es importante y el arquitecto se permite realizar vanos en él. La columna ejerce una tarea sustentante pero de elementos menores y ejerce más de motivo decorativo. El capitel de la columna evoluciona del naturalismo corintio hacia una abstracción vegetal en forma de cesto trabajada a trépano, sobre él suele añadirse una segunda pieza trapezoidal o cimacio.
- 4.- La arquitectura bizantina también deslumbra por su lujo, que se manifiesta en la decoración polícroma del interior de las iglesias. No es así en su fachada exterior, cuyos materiales más pobres son mostrados sin ningún recato. En el interior, sin embargo, se oculta el ladrillo, la mampostería y el hormigón con magníficos mosaicos, frescos y mármoles de colores. Algunas antiguas iglesias, como Santa Sofía(Véase foto superior) o Santa Irene de Constantinopla (véase foto inferior), fueron reconvertidas en mezquitas perdiendo parte o totalmente su decoración iconográfica, por lo que se hace difícil entender la policromía que inundaba cualquier lugar de la iglesia.